martes, 14 de julio de 2009

Héctor "el de la fotocopiadora": de magnate a mendigo.

Héctor "el de la fotocopiadora": de magnate a mendigo.

Año 2006. En el negocio de la calle Bolívar las 4 máquinas sacaban copias sin parar, la cola de clientes cruzaba la puerta y el gordo Héctor contaba billetes rodeado de su séquito de tiernas adolescentes y profesoras entradas en edad (pero bien mantenidas)

Eran días de gloria para Héctor, que lideraba el negocio de las copias en el CNBA. La mención de su nombre inspiraba respeto, a sabiendas de la celosía con que el jefe custadioba su boliche. Una vecina, que solía compartir rubro con el magnate, cuenta lo duro que era el trato con él: "Una vez quisimos bajar 5 ctvs. la carilla para hacerle la competencia y a la mañana siguiente nos despertamos con las fotocopiadoras baleadas y los sandwiches todos mordisqueados. No se salvaron ni los de milanesa, ¿entendés? ¡NI LOS DE MILANESA, GORDO HIJO DE PUTA!"

Con diversas prácticas intimidatorias, Héctor logró el monopolio de las fotocopias en Monserrat. Varios negocios
tuvieron que cerrar, otros recibían muy pocos juegos originales y hasta la fotocopiadora del subsuelo del Colegio tuvo sus máquinas descompuestas por "desperfectos técnicos". El monto exacto que Héctor manejaba no llegó a conocerse, pero gente del ambiente aseguró que por semana no bajaba de las seis cifras.

Su éxito lo llevó a una vida llena de excesos. Cadenas de oro, largas noches en el Casino, cocaína, heroína, litros de whisky importado, escorts VIP's, triples de miga... algunas postales de la rutina de Héctor. Hay quienes dicen que existían verdaderas vinculaciones con la mafia: "El gordo estaba metido hasta las bolas con la Camorra. Viajaba seguido a Italia y se traía kilos de falopa adentro de los tóners... en Roma lo conocen bien, se prendía en todas las partuzas de Berlusconi."

De rey de copas a ancho falso.

En el viejo local de Héctor hoy funciona un cyber. Apretado por sus abultadas deudas, el gordo Héctor tuvo que bajar la persiana de la fotocopiadora el año pasado. Fue su ritmo de vida vertiginoso lo que llevó a una rápida caída. "Héctor era un tipo muy impulsivo y bastante derrochón... ehm digamos... medio un drogadicto, putañero y jugador empedernido.", nos confió una de sus ex esposas. "Si ganaba 10, jugaba 20 y perdía siempre. En un par de años dilapidó toda su fortuna. A la mafia le debía millones".

Acorralado por sus deudas, Héctor desapareció una noche de noviembre y no se lo volvió a ver. Hay quienes dicen que los domingos se disfraza de Barney para el trencito de la alegría del Parque Centenario. Otros afirman que se lo vio limpiando vidrios por monedas en la avenida Córdoba. Los más optimistas juran que está trabajando, por $2 al día, como doble de riesgo del Toti Ciliberto.

De cualquier manera, es un triste destino para el hombre que ayer lo tuvo todo y hoy es una sombra de lo que fue.

5 comentarios:

  1. Genial. Sencillamente genial. Un saludo, de 3ro 10ma

    ResponderEliminar
  2. jajaja
    "... se prendia en todas las partuzas de Berlusconi."

    ResponderEliminar
  3. Tenés que contar como entró en un tongo relacionado con la Efedrina y su socio, Héctor (dueño de MELBA) le compró el local luego de amenazarlo reiteradas veces y mandarle dedos de su familia y cabezas de caballo.

    Otro dia, dedicale una nota a los miticos locales de comida cerrados: Norwills (chetos), la Carcel (AKA La entrañita) y la Torocueva (o "el almacen de la otra cuadra con gigantes sanguches de milanesa de $3)

    ResponderEliminar
  4. jajajajjajaja, genios!
    hector hacia su fortuna centavito por centavito, tenia el emporio de las fotocopias el gordo

    ResponderEliminar